Los or铆genes del Tarot
Aun cuando Court de Gebelin, Eliphas Levi y
sus seguidores pretenden que el Tarot es el libro sagrado de Thot -el Hermes
egipcio- y contiene toda la tradici贸n oculta de la humanidad, debemos reconocer
que su antig眉edad no puede remontarse m谩s all谩 del siglo XII, del mismo modo
que tampoco es cierto que fueran los gitanos quienes lo introdujeran en Europa
desde Egipto; y ello por los siguientes
motivos:
1. Si los gitanos insinuaron un origen egipcio
y hablaron de su patria como del «peque帽o Egipto», lo hicieron para lograr
salvoconductos de los soberanos europeos, pero actualmente est谩 demostrado que
proceden de una amplia zona que abarca
las orillas del mar Caspio y rodo el este y
noroeste del mismo, si bien es cierto que en sus primeras migraciones
anteriores al siglo I llegaron hasta la India, Turqu铆a y Egipto.
2. Su primera aparici贸n en Europa tuvo lugar
en la desembocadura del Elba en 1417, y a pesar de darse cuenta de inmediato
del valor adivinatorio que encerraba el Tarot (ya se habla de ellos y de sus
talentos cartom谩nticos en un documento de 1422) en dicho a帽o de 1417 las cartas
-y por lo tanto el Tarot- ya eran conocidas en Italia y posiblemente en Espa帽a,
como veremos m谩s adelante. Tambi茅n se ha especulado sobre un origen lejano del
Tarot, ya sea en China, de la India o de los 谩rabes, pero tambi茅n estamos
en condiciones de poder demostrar que ninguno
de estos or铆genes puede ser verdadero, como veremos al analizarlos uno a uno.
ORIGEN
CHINO
En un diccionario chino publicado en 1678, el
Ching-tsze-tung, se cuenta que hacia el a帽o 1120 un oficial propuso al
emperador Huei-Song un juego de su invenci贸n consistente en treinta y dos
tabletas de marfil divididas en tres series de nueve piezas cada una y otras
tres piezas fuera de serie; el n煤mero de treinta y dos es debido a que dos de
dichas piezas son dobles. Algunas de estas tabletas estaban relacionadas con el
Cielo, otras con la Tierra y el resto con el hombre o con nociones abstractas,
como la muerte por ejemplo. Posteriormente estas tabletas de marfil tambi茅n se
fabricaron en hueso y en papel, y a pesar de que algunos consideraron que se
trataba de un juego similar al domin贸, la palabra phai con que se las designa
significa «carta».
No obstante, estos juegos de cartas chinos son
tan distintos de los nuestros, tanto por su aspecto como por su contenido y
reglas de juego, que cabe decir de ellos lo mismo que de la p贸lvora y del
papel: incluso si fueron los primeros en usarlas no por ello fueron conocidas y
copiadas por los europeos. Y tambi茅n debemos a帽adir que las m谩s antiguas cartas
chinas conocidas son de principios del siglo XV, y diga lo ru茅 diga el
diccionario chino no existe ning煤n documento de la 茅poca que confirme la
antig眉edad que se intenta atribuirles.
Pero si haciendo volar la imaginaci贸n queremos
hallar una correcci贸n entre nuestras cartas y las chinas,
¿por qu茅 no creer que Marco Polo o alguno de
sus marineros hubiese llevado consigo un mazo del Tarot, del cual hubiera
partido la idea del oficial chino? No olvidemos que los viajes de Marco Polo
tuvieron lugar entre los a帽os 1260 y 1295, y por aquellas fechas es
muy posible -por no decir segura- la
existencia del Tarot en Italia; adem谩s, Marco Polo parti贸 de Venecia, y los
m谩s antiguos Tarots que se conocen son
los Tarocchi venecianos.
Y si a pesar de todo insisti茅ramos en buscar
una idea que hubiera podido inspirar la creaci贸n del Tarot (pero no de las
cartas de juego) -:r :sr. lejano pa铆s, deber铆amos inclinarnos por el I Ching y
su intento de concentrar en unas pocas im谩genes una inmensa sabidur铆a. Pero
debemos ser m谩s realistas y no olvidar que la idea de guardar nuestros
conocimientos para la posteridad, y a ser posible en la forma mas concentrada y
universal, es decir, a trav茅s de s铆mbolos, es algo in-herente a toda la
humanidad y en todos los tiempos, desde las escenas de. caza de las cuevas de
Altamira hasta la tableta lanzada al Cosmos doma NASA para hacer saber a los
posibles moradores de otros mundos la existencia del hombre y el punto concreto
del espacio en que nos hallamos.
Es por ello, y a que en el fondo la mentalidad
humana es id茅ntica a trav茅s del tiempo y del espacio, que las mismas o
similares ideas pueden florecer simult谩neamente -o casi- en lugares totalmente
independientes los unos de los otros.
ORIGEN
HIND脷
Cnatto afirma que la baraja proviene del
antiguo juego de ajedrez los cuatro reyes, el Chaturaji, del que se deriv贸 un
juego de cartas que consta de diez series representando a los diez avatares de
Vishn煤 v conteniendo doce cartas cada serie:
dos figuras, el rey y el visir, y diez cartas
de puntos numeradas del uno al diez. Todas estas cartas ser. redondas, lacadas y
muy pesadas, y se requiere una portentosa
imaginaci贸n para reconocer en ellas el juego
del ajedrez. Abundando en lo mismo, Boiteau d'Ambly afirma que las cartas proceden
de la India, desde donde nos fueron aportadas por pueblos n贸madas que luego se
denominaron gitanos o z铆ngaros y
fueron expulsados de dicho pa铆s por los
musulmanes. Sobre dicha afirmaci贸n s贸lo tenemos que remitirnos al inicio de
este cap铆tulo cuando citamos a los gitanos.
Por otra parte -y como muy bien dice Merl铆n-
fueron los hind煤es quienes copiaron o adaptaron las cartas europeas, pues
cuando los primeros navegantes portugueses desembarcaron en las costas de la
India ya hac铆a un siglo que en Europa se conoc铆a el
Tarot y se jugaba a las cartas, y todas las
cartas hind煤es conocidas son posteriores a dicha 茅poca.
ORIGEN
脕RABE
Bussi, en su Historia de Viterbo, afirma que
seg煤n Covelluzzo «en 1379 los juegos de cartas fueron introducidos en
Viterbo procedentes del pa铆s de los
sarracenos, donde reciben el nombre de nayb».Nayb es una palabra indost谩nica
que significa virrey o gobernador, y su similitud con la palabra «naipe» ha
dado origen a que dicha hip贸tesis fuera recogida por otros autores. Sin
embargo, Covelluzzo hablaba en pasado, pues vivi贸 en el siglo XV, es decir, un
siglo despu茅s de 1379, y adem谩s, en dicha fecha el Tarot ya era conocido en
Europa, como veremos m谩s adelante.
Pero ¿es 茅ste el origen de la palabra «naipe»?
Y ¿por qu茅 no puede serlo el hebreo nabi (profec铆a) o el holand茅s knaeps (papel)?
Por otra parte, no debemos olvidar que en el
Cor谩n se prohibe la representaci贸n de la figura humana, y si bien los musulmanes
de la India a veces olvidaron este precepto, los 谩rabes lo observaron rigurosamente
hasta fechas muy recientes, por lo cual no podemos aceptar que fueran ellos
quienes crearan el Tarot o que actuaran de intermediarios en su propagaci贸n; y
en caso de que hubiera sido as铆, ¿c贸mo es que no nos ha llegado ninguna furibunda
catilinaria contra los autores de semejante herej铆a, como ser铆a lo m谩s l贸gico?
LAS
CARTICELLAS
La primera referencia escrita que se refiere
al Tarot con toda seguridad se remonta a 1227 y nos dice que «los ni帽os
italianos son instruidos en el conocimiento de las virtudes mediante unas
l谩minas que denominan carticellas».Una muestra de estas carticellas, cuya
descripci贸n nos recuerda de inmediato a los cromos infantiles que todav铆a hoy
colaboran en la educaci贸n de los ni帽os, podr铆a serlo el llamado Tarot de
Mantegna o Cartas de Baldini, que en realidad no fue creado ni por Mantegna ni
por Baldini, sino por Francesco del Cossa, y fue grabado en Ferrara en la
segunda mitad del
siglo XV.
EL TAROT
DE MANTEGNA
De dicho Tarot se conocen dos tipos, el
primero de los cuales -considerado como el original- fue grabado en 1460, y el
segundo -la pretendida copia- en 1488, siendo mucho m谩s bello que el original.
Probas variantes se componen de cincuenta cartas de 10 x 18 cm, divididas en
cinco series de diez cartas cada una.
Entre estas cincuenta l谩minas podemos
reconocer algunas de las figuras del Tarot, como El Emperador, El Papa, El
Enamorado, El Carro, La Justicia. El Ermita帽o, La Fuerza, La Templanza, La
Luna, El SoL El Loco. La Sota de Espadas, La Sota de Copas y El
Rey de Bastos y si bien existen algunas
diferencias en los dibujos, tambi茅n existen similitudes muy significativas. As铆
ocurre por ejemplo entre El Loco y Misero, ambos con un perro mordi茅ndoles la
pierna: La Justicia, con la espada y la balanza: La templanza trasvasando agua
de una jarra a otra (o ech谩ndole agua al vino) : La Fuerza, que tanto se
representa mediante una mujer dominando a un le贸n como rompiendo una columna...De
todo ello podemos deducir que tanto las l谩minas del Tarot de Marsella
Como las del de Mantegna poseen un origen
com煤n que muy bien podria cifrarse en las carticelias de que nos habla la cita de 1227.
Por parte, en una fecha que ignoramos se a帽adieron los arcanos menores cara
componer la baraja de juego (a menos que ya se crearan unas carticelias con baraja incluida),
mientras que por otra se siguieron creando y copiando colecciones de carticelias. De
todas ellas las laminas de Mantegna ser铆an las m谩s antiguas que se han conservado
nadie puede creer que sirvieran para jugar, y, si bien resultan algo pedantes al enumerar (es decir,
ordenar rigurosamente de inferior a
Superior)
los conceptos que contienen, del mendigo al Papa por ejemplo, no puede
negarse que su finalidad es claramente pedag贸gica.
LA
EVOLUCION DEL TAROT
El verdadero problema que se nos presenta
cuando intentamos situar en el tiempo la aparici贸n del Tarot y su posible evoluci贸n,
consiste en la escasez de ejemplares, muchas veces l谩minas sueltas que no
llegan a formar un juego; y cuando se recupera uno completo (o casi) es muy
dif铆cil saber con certeza si se trata de un original o una copia, o si no es el
que se cre铆a, como sucedi贸 con el Tarot llamado de Carlos VI.
Y es que las l谩minas del Tarot deb铆an pintarse
sobre delgadas l谩minas de marfil, hueso, pergamino y, posteriormente, papel,
soportes delicados y de dif铆cil conservaci贸n. Si a esto a帽adimos que pintarlas
a mano las encarec铆a notablemente, se comprender谩 que fuesen tan pocas las
colecciones que llegaron a realizarse y que s贸lo los verdaderos potentados
pudiesen permitirse el lujo de encargarlas.
Luego, a finales del siglo XIII y principios
del XIV, la fabricaci贸n del papel alcanz贸 cierto desarrollo, y posteriormente,
con la invenci贸n del grabado pudo popularizarse la fabricaci贸n de barajas, pero
la calidad resultante disminuy贸 notablemente y las colecciones verdaderamente
art铆sticas siguieron pint谩ndose a mano.
PRIMERAS
MENCIONES DIRECTAS
Pero sigamos con el orden hist贸rico; la
primera menci贸n directa sobre la baraja es de 1299 y figura en un manuscrito
escrito en Siena por Pipozzo di Sandro titulado Trattato del governo della
familia, en el que se menciona la existencia de los naibis, que es el primer
nombre con el que se conocen las cartas de juego.
M谩s adelante, en 1332, Alfonso XI de Castilla
recomienda a sus caballeros que se abstengan de jugar a los naipes, y tambi茅n a
partir de 1310 proliferan en Alemania las prohibiciones contra dicho juego,
siendo una de las m谩s interesantes la del padre
Johannes (de 1377) que adem谩s cita seis tipos
distintos de barajas, entre las cuales existe una de setenta y ocho cartas que s贸lo
puede tratarse de un Tarot.
A partir de aqu铆 se multiplican las menciones
y prohibiciones por toda la cristiandad, y de todas ellas nos limitaremos a mencionar
tres a causa de su importancia.
La primera es la del notario de Marsella
Laurent Aycardi, de 30 de agosto de 1381, que al hacer el inventario de los
bienes legados por uno de sus clientes, cita entre joyas y muebles valiosos un
juego de naipes. lo que nos da una idea de lo apreciadas que llegaban a ser las
coacciones iluminadas a mano.
La segunda y m谩s famosa es de 1392, y
pertenece al Registro de os Cuentas Reales de Carlos VI de Francia, en el que
el tesorero anota de pu帽o y letra: «P谩guense cincuenta y seis sueldos
parisienses a Jacquemin Gringonneur, pintor, por tres juegos de naipes en oro y
diversos colores y divisas, hechos para el esparcimiento del dicho Se帽or Rey-,
Esta menci贸n es la que dio origen a la hip贸tesis de que Grinronneur era el
inventor de la baraja; lo que si bien es falso al menos corrobora una vez m谩s
el alto precio que alcanzaban las barajas pintadas a mano. La tercera
referencia es de 1393 y pertenece al moralista y educador G. B. Morelli, que
recomienda las l谩minas de los naibis como obstructivas y provechosas para la
educaci贸n de los ni帽os, lo que confirma nuestra presunci贸n sobre la identidad de
origen entre Tarots y carticellas.
Tambi茅n es indudable la mayor antig眉edad del
Tarot sobre la baraja de juego, pues hasta finales del siglo XVI no empiezan a coexistir
ambos tipos de barajas (o al menos las menciones sobre las mismas) y os
innegable que con la eliminaci贸n de los arcanos mayores y la reduccion
progresiva de su tama帽o, la baraja com煤n no tard贸 en eliminar casi por completo
al Tarot como juego popular. Lo contrario ir铆a contra toda l贸gica, pues no
tiene el menor sentido complicar un juego sencillo con la inclusi贸n de
veintid贸s cartas in煤tiles.
Lo que de momento resulta imposible averiguar
con certeza es c贸mo se ide贸 el Tarot y en qu茅 otros juegos se inspirar铆a (dejando de momento de lado su posible,
aunque no probable, identidad con la cabala). De entrada debemos eliminar las
hip贸tesis sobre un origen oriental, 谩rabe o egipcio, como ya hemos demostrado,
por lo cual debemos recortarnos a aquellos otros juegos que ya exist铆an en los
pa铆ses mediterr谩neos en el siglo XIII, y es sobradamente conocido que los dados
ya eran, practicados por griegos y
romanos, y que estos 煤ltimos practicaban un juego de competici贸n, el de los
soldados (al que llamaban ludum latrunculorum), que en cierto modo se parec铆a a
nuestro juego re damas, pues se trataba de encerrar al contrincante de manera
que no le quedase espacio para moverse (lo que se llamaba ad incitos redigere).
y en parte al ajedrez, pues algunas de sus piezas se mov铆an romo nuestros
peones {calculi ordinarii), mientras que otras pod铆an - evocar en distintas
direcciones e incluso saltar {calculi vagi). Por 煤ltimo cabe recordar que el
ajedrez fue introducido en Europa no mucho roas tarde del siglo VI o VII.
Que en la idea de combinar un juego de puro
azar y con puntos numerales como los dados, con otro de c谩lculo y
competici贸n, como el juego de los soldados, pudiera hallarse el germen que
inspir贸 la baraja quiz谩s sea una hip贸tesis m谩s que a帽adir a las ya
existentes, pero con muchos m谩s visos de
verosimilitud. Lo que ya resulta m谩s dif铆cil de explicar es la inclusi贸n de los
arcanos mayores, que adem谩s de ser in煤tiles para el juego lo complican
extraordinariamente. Pero para ello deberemos situarnos en el esp铆ritu de la
茅poca.
LA
INQUISICI脫N EN EL ORIGEN DEL TAROT
En sus inicios la Iglesia fue como una
comunidad de socorros mutuos constituida por gentes humildes: artesanos pobres,
viudas, hu茅rfanos, esclavos, etc., formando asambleas de fieles con objeto de
prestarse mutuo auxilio, rezar y propagar la
nueva fe. Pero al negarse a reconocer el culto
al emperador -base y fundamento del Imperio romano- y dado que sus principios religiosos
implicaban una revuelta contra el sistema social existente, fueron considerados
enemigos p煤blicos, y como tales,
perseguidos, torturados y masacrados implacablemente.
Pero a partir del siglo IV, triunfante la Iglesia y reconocidos por Teodosio
los decretos del Concilio de Nicea, 茅sta se convirti贸 en una especie de
rep煤blica religiosa gobernada por los obispos y metropolitanos, y poco a poco
se transform贸 en un verdadero imperio soterrado que tras m煤ltiples vicisitudes
alcanz贸 su m谩ximo poder con el desmembramiento del Imperio
carolingio, y a partir del siglo xi inicia una
lucha a muerte primero contra los «paganos», es decir, contra todos aquellos que
se resistieron a aceptar la religi贸n triunfante y someterse al yugo del papado,
y luego contra las herej铆as, tanto las
que consist铆an en desviaciones de la fe, como
en rebeld铆as ante la relajaci贸n de la Iglesia y su desv铆o de la finalidad espiritual
para convertirse en un poder material absoluto.
Podr铆amos decir que la Iglesia medieval se
toma la revancha de las persecuciones sufridas y se va haciendo mucho m谩s
implacable, brutal y sanguinaria que sus antiguos perseguidores, hasta culminar
en la creaci贸n de la «Santa» Inquisici贸n, que iniciada por Inocencio III en
1198 para combatir a los albigenses, cobr贸 rango oficial a partir de 1229 en el
Concilio de Tolosa. Si nos fijamos bien en las fechas citadas, nos daremos
cuenta de que ya nos hallamos situados en el tiempo en que debi贸 de nacer el
Tarot. Por lo tanto, es casi seguro que para preservar de la implacable
persecuci贸n de la Iglesia las verdades y conocimientos -que por dicho motivo
empezaron a ser «ocultos»-, y poder transmitirlos, era necesario utilizar todos
los medios imaginables, desde grabados e im谩genes en las piedras de las
catedrales, a la inclusi贸n de unas carticellas
especiales entre las l谩minas de un juego creado seguramente por el mismo
hereje o comunidad de herejes. Y es que cuando el pensamiento no puede
expresarse libremente a trav茅s de la palabra y la escritura, se ve forzado a
esconderse en s铆mbolos e im谩genes que s贸lo revelan su mensaje a quienes saben
profundizar m谩s all谩 de su inocente apariencia.
EL
TAROT DE CARLOS VI
En la Biblioteca Nacional de Par铆s se conserva
un juego de diecisiete l谩minas de un tama帽o de 19 x 10 cm legado a Luis
XVI por Roger de Gaigni茅res en 1711, que
durante mucho tiempo se crey贸 que formaba parte del Tarot pintado por
Gringonneur en
1392, pero procedente en realidad del norte de
Italia, seguramente de Venecia, y pintado a finales del siglo XV. Dichas
l谩minas carecen de leyendas y la numeraci贸n que figura en algunas de ellas es
posterior, pero no existe la menor duda de que formaban parte de un Tarot.
Todas ellas est谩n pintadas a mano sobre pergamino por un excelente artista, y
si bien presentan algunas diferencias con el modelo que consideramos cl谩sico,
茅stas parecen ser debidas al deseo del artista de mejorar su calidad pict贸rica,
por cierto muy elevada. Estas cartas son: El Emperador, El Papa, El Enamorado,
El Carro, La Justicia, El Ermita帽o, La Fuerza, El Ahorcado, La Muerte, La
Templanza, La Torre, La Luna, El Sol, El Juicio, El Mundo, El Loco y el Valet o
Sota de Espadas.
Como vemos, y a pesar de lo que se cre铆a, el
Tarot de Carlos VI no es el m谩s antiguo que se conoce, pero a pesar de todo sigue
siendo el m谩s famoso y por ello lo mencionamos en primer lugar. Anteriores al
mismo son varios juegos, todos ellos procedentes del norte de Italia,
especialmente de Mil谩n, Bolonia, Ferrara, Venecia y Florencia.
EL
TAROCHINO DE BOLONIA
Es un juego reducido a sesenta y dos l谩minas
por la supresi贸n de los doses, treses, cuatros y cincos de los arcanos menores,
y se cree que fue creado por Francesco Fibbia, pr铆ncipe de Pisa, mientras se hallaba
exilado en Bolonia, donde falleci贸 en 1419.
Los arcanos mayores no llevan ninguna leyenda
y El Papa, La Papisa y El Emperador han sido substituidos por figuras de moros,
seguramente porque la copia que nos ha llegado fue realizada despu茅s de la
anexi贸n de Bolonia al Estado Pontificio en
1513, o quiz谩s por haberse creado dicho
Tarochino con posterioridad a esa fecha y no por Fibbia, como se afirma.
EL
TAROT DE VISCONTI-SFORZA
Las nobles familias Visconti y Sforza de Mil谩n
nos han legado un juego, llamado por dicho motivo de Visconti-Sforza, que seguramente
es el m谩s antiguo de los que se conservan en buenas condiciones y pr谩cticamente
completo.
Se supone que fue pintado entre 1432, a帽o en
que tuvo lugar el matrimonio de Francesco Sforza con Bianca Maria Visconti que uni贸
a ambas familias, y 1466, en que muri贸 el duque de Sforza. De las sesenta y
ocho cartas que lo componen, la Pierpont
Morgan Library de Nueva York adquiri贸 treinta
y cinco en 1911, la Academia Carrara de B茅rgamo posee veintis茅is, y la familia
Colleone, tambi茅n de B茅rgamo, otras trece, mientras que las cuatro restantes se
han perdido.
LA
EVOLUCI脫N DEL TAROT
La mayor铆a de las figuras corresponden al tipo
cl谩sico, pero otras presentan variaciones m谩s o menos importantes. As铆 por ejemplo,
en El Carro aparece una mujer en lugar de un hombre; La Templanza se ve
substituida por la Esperanza; e incluso
existe una carta, La Caridad, que no se
corresponde con ninguna del Tarot.
Algunos autores creen ver en estas diferencias
una influencia de las Minchiate florentinas de las que hablaremos a continuaci贸n;
pero en nuestra opini贸n lo m谩ximo que podemos deducir es que se trata de una
prueba m谩s del origen com煤n de todos los Tarots a partir de las carticellas.
LA
MINCHIATE FLORENTINA
A principios del siglo XV aparece en Florencia
un Tarot ampliado, ya mencionado en 1543 por Aretino con el nombre de germini, que
alcanz贸 gran 茅xito en toda Italia e incluso se export贸 a algunas localidades de
Alemania y Francia.De las setenta y ocho cartas ya conocidas se suprimi贸 El
Papa, pero se a帽adieron las tres virtudes teologales, una virtud cardinal, La
Prudencia, los cuatro elementos y los doce signos del zod铆aco, o sea, veinte
cartas nuevas, con lo cual su n煤mero se eleva a noventa y siete: cincuenta y
seis arcanos menores y cuarenta y uno mayores. De estos 煤ltimos, los treinta
y cinco primeros, llamados Papi, carecen de t铆tulo
y se hallan ordenados con n煤meros romanos; los cinco siguientes, llamados Arie,
carecen de t铆tulo y numeraci贸n, y se finaliza la serie con El Loco, tambi茅n sin
numerar ni definir.
Su lista es la siguiente:
- El Mago
- El Gran Duque
- El Emperador de Occidente
- El Emperador de Oriente
- El Enamorado
- La Templanza
- La Fuerza
- La Justicia
- La Rueda de la Fortuna
- El Carro
- El Ermita帽o
- El Ahorcado
- La Muerte
- El Diablo
- La Torre
- La Esperanza
- La Prudencia
- La Fe
- La Caridad
- El Fuego
- El Agua
- La Tierra
- El Aire
- Libra
- Virgo
- Escorpi贸n
- Aries
- Capricornio
- Sagitario
- C谩ncer
- Piscis
- Acuario
- Leo
- Tauro
- G茅minis
- La Estrella
- La Luna
- El Sol
- El Mundo
- El Juicio Final
- El Loco
Por su parte, las figuras de los arcanos
menores tambi茅n carecen de nombre y numeraci贸n, y lo m谩s curioso es que los Caballeros
(o Caballos) se hallan representados por figuras mitad hombre y mitad caballo o
monstruo.Esta baraja, cuyas dimensiones variaban seg煤n la versi贸n de que se
tratara (50 x 100 mm o 60 x 93 mm), desapareci贸 del mercado en la segunda mitad
del siglo XIX.
EL
TAROCHINO DE MITELLI
Una continuaci贸n del Tarochino de Bolonia es
la grabada por el bolones Giuseppe Maria Mitelli (1634-1718), con sesenta y dos
l谩minas, pero con La Papisa convertida en un segundo Papa, con lo cual existen
dos: uno sentado y otro de pie; El Emperador
y La Emperatriz son los Emperadores de Oriente
y Occidente; El Ahorcado se substituye por un hombre golpeando a otro con un martillo;
El Ermita帽o se convierte en una figura alada apoyada en unas muletas, El Sol en
Apolo y La Luna en Diana. En los
arcanos menores tambi茅n han sido eliminados
los doses, treses, cuatros y cincos.
LA
TR脕POLA
Finalmente, y como una continuaci贸n de las
simplificaciones iniciadas con los Tarochinos, aparece la Tr谩pola (conocida en Francia
como Tr茅buchet); en realidad s贸lo es una baraja de juego con treinta y seis
cartas por carecer de arcanos mayores;
las cartas numerales se reducen a las 1, 2, 7,
8, 9 y 10, y las figuras a Valet, Caballo y Rey.
EL
TAROT DE MARSELLA
De lo expuesto hasta ahora podemos deducir que
en los inicios del siglo XV exist铆an numerosas colecciones de l谩minas -o de barajas,
si as铆 se prefiere- coincidentes en lo fundamental pero que difer铆an entre s铆 en
detalles secundarios, en los cuales sus creadores a veces daban rienda suelta a
su fantas铆a, con lo cual y 煤nicamente en lo accesorio o m谩s comprometido (como
por ejemplo la figura de La Papisa) se apartaban del modelo preestablecido,
cuyo origen debemos buscar en un inocente juego de diversi贸n que llevaba
incluida una serie de carticellas de car谩cter esot茅rico.
A partir de dichas fechas, al mejorar y
simplificarse los medios de producci贸n gracias a la invenci贸n del grabado,
primero en madera y luego en metal, prolifera la creaci贸n de barajas que van
separ谩ndose de su finalidad esot茅rica para centrarse en la de diversi贸n, lo que
da origen a la creaci贸n simult谩nea de barajas sin arcanos mayores y de Tarots
m谩s o menos complicados o simplificados.
Un hecho curioso es que a pesar del origen
italiano del Tarot se impone r谩pidamente el modelo provenzal gracias a la simplicidad de su dibujo y al acierto de los
colores (o quiz谩s por ser el que mejor conserva su esp铆ritu tradicional) hasta el
punto de ser exportado a la misma Italia. Es por ello que todos los modelos
anteriores a 1760 poseen sus leyendas escritas en franc茅s, y s贸lo a partir de
dicha fecha empiezan a traducirse al italiano y dem谩s idiomas nacionales. A
esta costumbre de editar las leyendas en franc茅s se debe la existencia de una
serie de divertidos errores de inscripci贸n a causa del desconocimiento de dicho
idioma por quienes copiaban los Tarots. As铆 por ejemplo, un ejemplar
manufacturado en Bruselas por Bodet a finales del siglo XVIII se titula Cartas
de Taraut en lugar de Caries du Tarot; en un ejemplar impreso en 1783 en
Mumliswil por Schaer aparece la leyenda «L Morux» en lugar de «L'Amoreux» (El Enamorado);
en otro editado en Bruselas por Keusters, El Mago recibe el nombre de «Le
Rateleur» (que en franc茅s significa el rastrillador) en lugar de «Le Bateleur»;
y as铆 podr铆amos citar muchos otros ejemplos.De estos modelos provenzales aparecen
numerosos fabricantes distribuidos por doquier: Alemania, Francia, Italia,
B茅lgica...,
cuyos nombres sol铆an inscribir en el dos de
Oros y sus iniciales en El Carro y el tres de Copas. Entre dichos modelos podemos
destacar el grabado por Carlos Burdel en 1751, el de Francois Bourlion de 1760
y el de Nicol谩s Conver en 1761. En cuanto al Tarot de que se sirvi贸 Court de
Gebelin, pertenece a la f谩brica de barajas de la viuda Toulon (Veuve Toulon)
que existi贸 en Marsella de 1750 a 1755 . A partir de dichas fechas debemos
centrar la historia del Tarot en la de quienes lo estudiaron y no en el propio
Tarot, pues la inmensa variedad de barajas que florecen en los siglos XIXy XX
se limitan a ser variaciones y m谩s variaciones sobre el mismo tema; distintas
representaciones del valor «oculto» que cada autor quiere atribuirles; o
meramente al deseo de editar el propio Tarot todo lo cual en lugar de in¬formar
y aclarar, a lo que conduce es a confusi贸n sobre el verdadero sentido del Tarot.
LOS PIONEROS DEL TAROT
COURT
DE GEBELIN
En febrero de 1719 nac铆a en Ginebra el hijo de
un pastor protes¬tante franc茅s refugiado en Suiza. Se trataba de Antoine Court
de Gebelin, que tras profesar Teolog铆a en la Academia de Lausana se traslada a
Par铆s, donde llega a convertirse en portavoz de la comunidad protestante.Durante
toda su vida fue Court de Gebelin un apasionado estudioso de la mitolog铆a y las
religiones, especialmente desde el punto de vista ling眉铆stico, y es por ello
que se convierte en un enamorado de la escritura jerogl铆fica egipcia, en cuyos
s铆mbolos indescifrables cree adivinar se encierran las verdades y misterios de
una suprema sabidur铆a.
Court de GebelinY como culminaci贸n a esta
b煤squeda dedica los 煤ltimos a帽os de su
vida a recopilar sus conocimientos en una obra
maestra, verdadero monumento de erudici贸n, que iniciada en 1768 llegar谩 a
constar de nueve vol煤menes que ver谩n la luz de 1773 a 1782, con el t铆tulo gen茅rico
de Le Monde primitif analys茅 et compar茅 avec le Monde mo-derne. En el tomo
VIII, publicado en 1781, hallamos una disertaci贸n titulada «Del juego del
Tarot», donde se trata de su origen, se interpretan sus alegor铆as y se
demuestra que es el origen de las actuales cartas de juego, especialmente del
practicado con dos jugadores.
En 茅l nos dice que sus triunfos (se refiere a
los arcanos mayores) permiten la adivinaci贸n gracias al simbolismo de sus
figuras y, m谩s adelante, cede la palabra a un supuesto C. de M..., quien
desarrolla su aspecto adivinatorio fund谩ndose en el car谩cter egipcio del Tarot,
al que llama el «Libro de Thot».
Pero dejemos la palabra al mismo Court de
Gebelin, que en la p谩gina 365 de dicho tomo nos dice:
«Si oy茅semos decir que en nuestros d铆as
todav铆a existe una obra de los antiguos egipcios, uno de los libros escapados a
las llamas que devoraron sus soberbias bibliotecas y que contiene la m谩s pura
doctrina sobre temas de gran inter茅s, todos se apresurar铆an para conocer un
libro tan precioso, tan extraordinario. Si a帽adi茅ramos que este libro se halla
muy difundido en gran parte de Europa y que desde hace siglos est谩 al alcance
de todo el mundo, la sorpresa ir铆a en aumento. Y ¿no llegar铆a a su colmo si
asegur谩semos que jam谩s se ha sospechado que fuese egipcio, que se lo posee como
si no se lo poseyese, que nadie ha intentado descifrar una p谩gina, que el fruto
de una sabidur铆a exquisita se contempla como un mont贸n de figuras extravagantes
que nada significan? ¿No se creer铆a que son ganas de holgarse, de burlarse de
la credulidad de sus oyentes?
»No obstante, todo esto es cierto. Este libro
egipcio, 煤nico resto de una soberbia biblioteca, existe; adem谩s, es tan
corriente que ning煤n sabio se ha molestado en ocuparse del mismo; nadie, antes
de nosotros, ha sospechado tan noble origen. Este libro es EL JUEGO DEL
TAROT...»
Seg煤n Court de Gebelin, en los primeros siglos
del cristianismo los egipcios estuvieron muy ligados a Roma, que adopt贸 muchos
de sus ritos, entre ellos el culto a Isis y el juego del Tarot, 铆ntimamente
relacionado con el mismo. En los inicios, dicho juego qued贸 confinado en Italia
hasta la fundaci贸n del Sacro Imperio romano y el traslado de la corte papal a
Avi帽贸n, con lo cual el Tarot se difundi贸 al resto de Europa.
Como prueba adicional a sus palabras, Court de
Gebelin afirma que TARO es la palabra egipcia con la que se defin铆a «el camino
real de la vida»; es decir, era como una norma a la que deb铆an ajusfar sus
vidas y sus obras.
Otra conclusi贸n es la de que el Tarot est谩
creado sobre el n煤mero siete, sagrado para los egipcios, pues los arcanos
mayores son veintiuno (tres veces siete), ya que El Loco no est谩 numerado para
no romper la cifra m谩gica; cada palo de los arcanos menores consta de catorce
cartas (dos veces siete) y el n煤mero total de las mismas es de setenta y siete
(once veces siete), pues El Loco no cuenta, al no estar numerado. Y por 煤ltimo,
en realidad los z铆ngaros son egipcios que despu茅s de vagar por el mundo
introdujeron el Tarot en Europa.
El hecho de que Court de Gebelin fuese mas贸n
y, entre otras cosas, secretario de la logia de las Nueve Hermanas, miembro de
los Philaletes y de la Orden de los Elegidos Coh茅n de Martines de Pas-cualy, y
amigo personal de Louis-Claude de Saint-Martin, hizo que sus teor铆as tuvieran
una gran difusi贸n entre el mundo ocultista y fueran retomadas por Etteilla,
Eliphas Levi y Papus, y todav铆a hoy sigan siendo compartidas por bastantes
practicantes del Tarot, a pesar de
haberse demostrado repetidamente su falsedad.
En defensa de Court de Gebelin debemos aducir
que si no fuera por 茅l quiz谩s todav铆a ignorar铆amos el valor de Tarot, y adem谩s,
cuando expuso sus teor铆as todav铆a no se hab铆a descubierto la Piedra de la
Roseta, que fue lo que permiti贸 a Champollion descifrar la escritura egipcia en
1822.
Y para terminar con Court de Gebelin, diremos
que tambi茅n dise帽贸 su modelo ideal de Tarot, que s贸lo se aparta del cl谩sico en
que El Ahorcado aparece de pie, en lugar de hallarse cabeza abajo suspendido por
un pie. Court de Gebelin falleci贸 en Francoville, veinte kil贸metros al norte de
Par铆s, el 12 de mayo de 1784.
ETTEILLA
No obstante, el verdadero impulsor de la
adivinaci贸n por el Tarot (dejando de lado a los z铆ngaros, verdaderos creadores
de la misma), es Alliette, un peluquero de Par铆s que se autodenomina profesor
de 谩lgebra y que afirma haberse dedicado a la investigaci贸n de los secretos del
Tarot desde 1753. Alliette, que invirti贸 su nombre para convertirse en
Etteilla, pretende interpretar el Tarot seg煤n las ideas de Court de Gebelin,
pero en realidad lo que hace es adaptar el Tarot a su particular modo de adivinaci贸n,
para lo cual lo modifica eliminando algunos arcanos mayo¬res e introduciendo
otros en su lugar; tambi茅n «moderniza» los dibujos y los colores a su gusto. En
una palabra, poco es lo que queda del ver¬dadero Tarot en la versi贸n de
Etteilla.De 1783 a 1785 publica sus trabajos en cuatro vol煤menes, el pri¬mero y
el tercero aparecen en 1783, y el segundo y el cuarto en 1785. Este 煤ltimo, titulado
Mani猫re de se recr茅er avec 铆e jeu de ca帽es nom-n茅es Tarots, se compone de 256
p谩ginas de dif铆cil lectura y aventuradas y fantasiosas teor铆as. Veamos un
ejemplo:«Etteilla, conocedor desde 1757 de que el original est谩 basado en la
ciencia de los n煤meros que practicaban los pueblos antiguos, ha cre铆do
necesario interrumpir el silencio guardado hasta ahora, para seguir en la misma
l铆nea y sentimiento del se帽or Court de Gebelin, quien dijo haber reconocido que
el juego de cartas llamado Tarot hab铆a sido compuesto por los sabios egipcios,
se llamaba el «libro de Thot» y encerraba la ciencia del universo. Este pueblo
no traz贸 un solo car谩cter o jerogl铆fico sin encerrar en el mismo la religi贸n,
la adivinaci贸n y la medicina universal... Esta obra fue compuesta en el a帽o
1828 de la Creaci贸n, 171 a帽os despu茅s del Diluvio Universal, o sea, escrita
hace 3.953 a帽os. Esta obra es el fruto de la colaboraci贸n de diecisiete magos
entre los cuales el segundo es descendiente de Mercurio-Athotis, nieto de Cam y
bisnieto de No茅. Este Tri-Mercurio, o tercer descendiente, decret贸 que el
«Libro de Thot» era la expresi贸n de la ciencia y del saber de sus antepasados.»
Tras leer estas l铆neas, hallamos perfectamente
comprensible que Eliphas Levi a veces se muestre muy severo y otras veces
bastante comprensivo al referirse a Etteilla, como en el cap铆tulo XXI del Dogma,
en que dice:
«Alliette, de peluquero que era, se convirti贸
en cabalista despu茅s de haber pasado treinta a帽os meditando sobre el Tarot;
Alliette, que cabal铆sticamente se llam贸 Etteilla al leer su nombre tal y como
se lee en la escritura sagrada hebrea (de derecha a izquierda en lugar de izquierda
a derecha), estuvo a punto de encontrar cuanto hab铆a de oculto en este extra帽o
libro; pero al separar las claves del Tarot sin haberlas comprendido bien,
invirti贸 el orden y el car谩cter de las figuras, sin destruir completamente sus
analog铆as.
»Los escritos de Etteilla, que ya son muy
raros, resultan fatigosos y oscuros. No todos ellos fueron impresos, y los
manuscritos de este padre de los cartom谩nticos modernos todav铆a permanecen en
manos de un librero de Par铆s que tuvo la bondad de ense帽谩rmelos. Lo m谩s notable
que puede verse en ellos es la pertinacia, la incontestable buena fe del autor,
que presinti贸 durante toda su vida la grandeza de las ciencias ocultas y que
hubo de morir a la puerta del Santuario sin poder entrar en El, sin poder
descorrer su velo.
«Apreciaba poco a Agrippa y hac铆a mucho caso
de Juan Belot, y no conoc铆a nada de la filosof铆a oculta de Paracelso; pero en cambio
pose铆a una intuici贸n muy ejercida, una voluntad muy perseverante y m谩s fantas铆a
que juicio, lo que si bien no es suficiente para hacer de 茅l un mago, era m谩s
de lo que precisaba para hacer de 茅l un adivino vulgar muy h谩bil y, por
consiguiente, muy acreditado.»
Pero m谩s adelante, en el cap铆tulo XX del
Ritual se muestra mucho m谩s duro diciendo textualmente:
«Etteilla o Alliette, preocupado 煤nicamente de
su sistema de adivinaci贸n y del provecho material que de 茅l pod铆a sacar;
Alliette -repetimos- el antiguo peluquero, que jam谩s aprendi贸 bien el franc茅s y
la ortograf铆a, pretendi贸 reformar y apropiarse de este modo el «Libro de Thot».
Sobre el Tarot que hizo grabar y que se ha hecho extraordinariamente raro, se
lee en la carta veintiocho (el ocho de Bastos) este ingenioso reclamo:
"Etteilla, profesor de 谩lgebra, renovador de la cartomancia y redactor
(sic) de las modernas incorrecciones del antiguo «Libro de Thot», vive en la
calle de Oseille n煤mero 48, en Par铆s".
«Etteilla hubiera procedido mejor no redactando
las incorrecciones de que habla; sus trabajos han hecho caer al antiguo libro
descubierto por Court de Gebelin en la magia vulgar, entre las echadoras de
car¬tas. Un axioma l贸gico dice que quien quiere probar mucho no prueba nada, y
Etteilla es un ejemplo de ello; y sin embargo, sus esfuerzos le hab铆an llevado
a un cierto conocimiento de la cabala, como puede verse en algunos raros
pasajes de sus ilegibles obras.»
Ciertamente, el juicio de Eliphas Levi es muy
duro, pero comprensible en quien consideraba el Tarot un libro sagrado que no
deb铆a profanarse us谩ndolo con fines profanos y utilitarios, como la cartomancia.
Como veremos m谩s adelante, Levi era un apasionado, casi un fan谩tico de la
cabala, y en cambio Etteilla consideraba que el Tarot, aparte de su valor
esot茅rico, era tambi茅n un instrumento de trabajo con el que ganarse la vida.
Por ello, Eliphas Levi, Papus y sus seguidores
rechazan de plano la cartomancia de Etteilla, que tambi茅n tuvo los suyos (entre
los que destaca Mlle. de Le Normand, que cre贸 su propio juego de cartas que ya
no tiene nada que ver con el Tarot). No obstante, debemos reconocer que incluso
la adivinaci贸n «ortodoxa» mediante el Tarot le debe mucho a Etteilla y a su
«cartomancia vulgar», de la que ha tomado muchas ideas.
Etteilla dominaba el arte de sugestionar a la
gente y tuvo la suficiente intuici贸n e inventiva para adaptar y combinar el
Tarot con un sistema matem谩tico derivado de las teor铆as pitag贸ricas, con lo que
desarroll贸 al m谩ximo la cartomancia, llegando a convertirse en el «Gran
Adivino» y el «Sumo Cartom谩ntico» como le gustaba denominarse, estableciendo su
cuartel general en el Hotel Crillon de Par铆s y consiguiendo que el n煤mero de
sus seguidores y clientes llegara a superar cuan¬to pueda imaginarse.
Cre贸 varias barajas conocidas como El Tarot
Egipcio, El Nuevo Etteilla y El Gran Or谩culo de las Damas, todas ellas
variantes del Tarot que, a pesar de alterar su l贸gica y verdadera esencia,
consiguen la finalidad de conquistar al gran p煤blico y facilitan en sumo grado
la tarea del cartom谩ntico al multiplicar infinitamente las posibilidades de
interpretaci贸n dando distinto significado a cada una de ellas seg煤n salga del
derecho o invertida, y posibilitando una mejor nemotecnia al escribir en cada
una de ellas un concepto que resume lo esencial de su significado.
Como ejemplo de cuanto llevamos dicho,
adjuntamos el grabado de algunas cartas del Gran Etteilla y a continuaci贸n
facilitamos una correspondencia entre sus arcanos mayores y los del Tarot de
Marsella.
GRAN
ETTEILLA TAROT DE
MARSELLA
1 Etteilla
/ El consultante No tiene
equivalencia
2 Aclaraci贸n
/ Fuego XVIIII El Sol
3 Resoluci贸n
/ Agua XVIII La Luna
4 Despojo
/ Aire XVII La Estrella
5 Viaje
/ Tierra XXI El Mundo
6 Noche
/ D铆a No tiene equivalencia
7 Apoyo
/ Protecci贸n No tiene equivalencia
8 Etteilla
/ La Consultante No tiene
equivalencia
9 Justicia
/ Legislador VIII La Justicia
10 Templanza
/ Sacerdote XIIII La Templanza
11 Fuerza
/ Soberano XI La
Fuerza
12 Prudencia
/ El pueblo XII El
Ahorcado
13 Matrimonio
/ Uni贸n VI El
Enamorado
14 Fuerza
mayor XV El Diablo
15 Enfermedad I El Mago
16 Juicio XX El Juicio
17 Mortalidad
/ La nada XIII La
Muerte
18 Traidor VIIII El
Ermita帽o
19 Miseria
/ Prisi贸n XVI La
Torre
20 Fortuna
/ Incremento X La
Rueda de la Fortuna
21 Discordia VII El Carro
22 Locura — El Loco
No
tiene equivalencia IILa Papisa
No
tiene equivalencia III La Emperatriz
No
tiene equivalencia IIII El Emperador
No
tiene equivalencia V El
Papa
Como puede verse, en los arcanos mayores de
Etteilla faltan El Papa y La Papisa, El Emperador y la Emperatriz. De los dos
primeros suponemos que Etteilla consider贸 m谩s prudente evitar problemas con la
Iglesia, lo que anteriormente ya se hab铆a hecho m谩s de una vez al substituirlos
por deidades mitol贸gicas, como Juno, J煤piter o Baco; en cuanto a los segundos,
quiz谩s pens贸 que ya era suficiente con los cuatro Reyes y las cuatro Reinas de
los arcanos menores. Tambi茅n puede verse que el orden num茅rico ha sido totalmente
alterado y que aparecen por primera vez atribuciones astrol贸gicas, aun cuando
sea de un modo totalmente arbitrario y la mayor铆a de las veces no guarde la
me¬nor relaci贸n con el significado de la carta.
ELIPHAS
LEVI
Alphonse Louis Constant naci贸 en Par铆s el 8 de
febrero de 1810. Hijo de un pobre zapatero, recibi贸 una ense帽anza religiosa,
primero en el peque帽o seminario de Saint-Nicolas-du-Chardonnet y posteriormente
en el de Saint-Sulpice.
En el primero su educaci贸n fue muy positiva
bajo la direcci贸n del abate Fr猫re, autor de un estudio sobre el magnetismo
animal, que supo orientar al joven Constant hacia un catolicismo renovador y
m铆stico, por no decir liberal, y en cierto punto orientado hacia la magia, lo
que marcar铆a para siempre a su disc铆pulo; en cambio, Saint-Sulpice, con sus
r铆gidos reglamentos, moral hip贸crita y ruda disciplina, hizo vacilar sus
convicciones cat贸licas, llev谩ndolo a refugiarse en la poes铆a.
No obstante, dotado de un notable talento
natural no tard贸 en tomar las 贸rdenes menores y alcanzar el diaconado; pero en
1836 fue expulsado del seminario por motivos que nunca han sido claramente
dilucidados, pues si bien se dice que fue a causa de su inter茅s por el
ocultismo o de sus relaciones con Ad茅le Allenbach, lo m谩s probable es que fuera
por sus ideas liberales, pues apenas abandonado el seminario empez贸 a
exponerlas p煤blicamente.
A consecuencia de ello, la posici贸n social de
Constant resultaba sumamente particular, pues a pesar de no haberse ordenado
sacerdote segu铆a siendo «el abate Constant» y deb铆a seguir vistiendo la sotana,
con lo cual el esc谩ndalo estall贸 apenas public贸 su Biblia de la Libertad, un
panfleto incendiario dirigido contra la Iglesia, el Estado y el orden social.
El panfleto fue secuestrado de inmediato, y Constant procesado y encarcelado.
Tras un par茅ntesis de unos a帽os turbulentos en
los que se relaciona con todo el mundo art铆stico, bohemio y liberal, a los
treinta y seis a帽os se casa con la adolescente No茅mie Cadiot (de la que se
separar谩 en 1847) y pasa definitivamente a la vida laica, lo que el mismo define
diciendo: «El abate Constant ha muerto, ten茅is ante vosotros a un laico:
Alphonse Constant, dibujante, pintor, hombre de letras, pobre y amigo de los
pobres». Toma parte activa en la revoluci贸n de 1848 y luego colabora en la
gigantesca empresa de redactar el Diccionario de la Literatura Cristiana, en el
que trabaja hasta 1851
Es en esta 茅poca cuando se familiariza con las
teor铆as de Wronski, el matem谩tico investigador de lo absoluto, lo que le lleva
a iniciarse en los arcanos de la dial茅ctica esot茅rica. Es ahora cuando decide
adoptar el nombre de Eliphas Levi (traducci贸n al hebreo de su verdadero nombre),
con el que en adelante firmar谩 todos sus escritos ocultistas.
En 1854 inicia la publicaci贸n de su Dogma y
Ritual de Alta Magia, que prosigue hasta 1856, primero editado en fasc铆culos y
posteriormente, en 1861, en un solo libro. En esta obra, Levi nos aclara su
pensamiento sobre el Tarot -que como ya hemos dicho se aparta totalmente del de
Etteilla- retomando la corriente cabal铆stica de la m铆stica de los n煤meros e
introduciendo sus claves en el Tarot, con las que intenta hacernos comprender
que los arcanos mayores poseen un significado mucho m谩s profundo de lo que se
cre铆a; as铆 por ejemplo, al Ahorcado le devuelve su verdadera posici贸n cabeza
abajo y lo define:
«Ejemplo, ense帽anza, lecci贸n p煤blica.
»Un hombre colgado por un pie y cuyas manos
est谩n atadas a la espalda de modo que su cuerpo forme un tri谩ngulo con la punta
hacia abajo, y sus piernas una cruz por encima del tri谩ngulo. La potencia tiene
la forma de una t谩u hebrea; cada uno de los dos 谩rboles que la sostienen tienen
seis ramas cortadas. En otra parte ya hemos explicado este s铆mbolo del
sacrificio y la obra realizada; por lo tanto, no volveremos a repetirlo aqu铆.»
Sus ilustraciones se centran en El Diablo, al
que convierte en el macho cabr铆o del Sabbat o Bafomet del Templo, con todos sus
atributos pante铆stas, y en El Carro, convertido en el carro de Hermes.
Pero su clave principal consiste en la
atribuci贸n de cada una de las letras del alfabeto hebreo a cada uno de los arcanos
mayores del Tarot, y en la distribuci贸n de las letras de la palabra TARO, que
dice tomada de La Llave de las Cosas Ocultas, de Guillermo Postel.
En esta forma tanto puede leerse ROTA, que es
el nombre de la Rueda de Ezequiel, como TARO, sin贸nimo del 脕zoe de los
fil贸sofos herm茅ticos; es una palabra que manifiesta cabal铆sticamente lo absoluto
dogm谩tico natural y est谩 formada con caracteres del monograma de Cristo, seg煤n
los griegos y los hebreos.
La R latina (P griega) se encuentra en medio,
entre la A (alfa) y la O (omega) del Apocalipsis; luego, la T [t谩u sagrada),
imagen de la cruz, encierra la palabra.
Levi tambi茅n se dio cuenta de que en el 脕rbol
de la Vida cabal铆stico existen veintid贸s senderos que unen entre s铆 a los diez
sefirot. De este modo, al existir veintid贸s arcanos mayores, veintid贸s letras
hebreas y veintid贸s senderos en el 谩rbol, todos estos elementos pueden acoplarse
entre s铆, y a cada arcano mayor del Tarot le corresponder谩 una letra hebrea y
un sendero sefir贸tico. De aqu铆 que, al escribir su Dogma y Ritual de Alta
Magia, tambi茅n lo divida en veintid贸s cap铆tulos, a cada uno de los cuales
otorga una letra hebrea como complemento a su numeraci贸n.
En la obra mencionada, Levi concluye su
pensamiento con estas palabras a modo de resumen:
«El Tarot, este libro milagroso, inspirador de
todos los libros sagrados de los pueblos antiguos, es el instrumento m谩s
perfecto de adivinaci贸n a causa de la precisi贸n anal贸gica de sus n煤meros y
figuras.
«Efectivamente, los or谩culos de este libro
siempre son rigurosamente verdaderos, por lo menos en un sentido, e incluso
cuando no predice nada, siempre revela cosas ocultas y ofrece a los
consultantes los m谩s sabios consejos.»
Puede decirse que con sus teor铆as Levi fija
definitivamente las bases sobre las que los dem谩s -especialmente Papus-
desarrollar谩n la interpretaci贸n del Tarot, tanto esot茅rica como adivinatoria.
La 煤ltima parte de la vida de Eliphas Levi,
que es la que propiamente puede considerarse como la de un mago, carece de
inter茅s desde el punto de vista del Tarot, por lo que nos limitaremos a
recordar que falleci贸 el 31 de mayo de 1875, olvidado del gran p煤blico, la
prensa y los medios intelectuales de Par铆s.
LOS
CONTINUADORES
PIERRE
CHRISTIAN
Las ense帽anzas de Eliphas Levi no tardaron en
ser recogidas por su amigo y disc铆pulo Pierre Christian (en realidad se llamaba
J. Pitois), que en su libro El Hombre Rojo de las Tuller铆as publicado en 1863
retoma el origen egipcio propugnado por Court de Gebelin y nos expone una
interpretaci贸n muy erudita del Tarot que merece ser tenida en cuenta por
quienes deseen profundizar en el tema.
Pero en su Historia de la Magia y del Mundo
Sobrenatural llega al extremo de hacernos asistir a una ceremonia inici谩tica de
los Misterios de Osiris, en la que afirma la existencia de veintid贸s paneles decorados
con pinturas jerogl铆ficas resumiendo la doctrina sagrada de los hierofantes
que, seg煤n 茅l, eran los prototipos del Tarot.
Gran parte de esta exposici贸n merecer铆a
figurar en una antolog铆a del disparate o tomarse como una novela de aventuras,
lo que es perfectamente comprensible si tenemos en cuenta que Christian devora
y copia -sin digerir- cuanto cae en sus manos sobre magia y hechos
so¬brenaturales e incluso, para redondear las cosas, a帽ade m谩s barbaridades de
su propia cosecha, con lo cual su obra resulta m谩s divertida que 煤til para
quien no sepa discernir lo que puede ser verdad de lo que no es m谩s que pura
fantas铆a.
ELY
STAR
Tambi茅n Ely Star en su libro Los Misterios del
Hor贸scopo editado en 1888 nos incluye los grabados de Court de Gebelin, a los
que a帽ade las interpretaciones de P. Christian copiadas casi literalmente, por
lo cual podemos prescindir por completo de este autor en nuestro estudio.
PAPUS
Pero la fecunda semilla sembrada por Eliphas
Levi no germinar铆a ni se desarrollar铆a con esplendor hasta que Papus, Stanislas
de Guaita y Chaboseau hicieran revivir la Iniciaci贸n Martinista de Martines de
Pascually y Louis Claude de Saint-Martin, impulsando as铆 el gran renacimiento
ocultista de 1885.
Es Papus quien inicia la serie de obras
maestras de este fecundo per铆odo del ocultismo moderno; en 1889 nos dona su
magistral Tarot de los Bohemios que contiene y desarrolla lo que 茅l considera
las verdaderas claves del Tarot. Aun cuando en 1909 publique El Tarot Adivinatorio
en el que aplica el Tarot a la cartomancia erudita, en nuestra opini贸n basta y
sobra con su primer libro para penetrar en los secretos y fundamentos del
Tarot, y ning煤n otro de cuantos se han publicado posteriormente llegar谩 a
superar en m茅ritos a dicha obra.
En realidad, «Papus» es el seud贸nimo bajo el
que se oculta el doctor Gerard-Anaclet-Vicent Encause, nacido en La Coru帽a el
13 de julio de 1865 de padre franc茅s -el qu铆mico Louis Encause- y de madre
espa帽ola (de Valladolid). Cuando Gerard apenas contaba cuatro a帽os la familia
Encause se traslad贸 a Par铆s, en cuya Facultad de Medicina iniciar铆a
posteriormente sus estudios consiguiendo doctorarse en 1894. No obstante ser
considerado un excelente m茅dico externo, abandon贸 la preparaci贸n del internado
para consagrarse al estudio del ocultismo, al que llegar铆a a dedicar unas
doscientas sesenta obras, todas ellas firmadas con el nombre de Papus (que
significa «el m茅dico de la hora primera» seg煤n el Nuctamer贸n de Apolonio de
Tyana).
Dotado de una actividad prodigiosa y de un
entusiasmo inquebrantable, lleg贸 a ser considerado «el Balzac del ocultismo»,
lo que no es exagerado si se tiene en cuenta que adem谩s de su voluminosa bibliograf铆a
todav铆a tuvo tiempo para fundar dos revistas, La Iniciaci贸n y El Velo de Isis,
un Grupo Independiente de Estudios Esot茅ricos y una Facultad de Ciencias
Herm茅ticas. Tambi茅n fue reorganizador y presidente del Supremo Consejo de la
Orden Martinista; miembro y luego presidente de la Orden Cabal铆stica de la
Rosacruz; presidente de la So¬ciedad Magn茅tica de Francia; y aparte de todo
esto, todav铆a le qued贸 tiempo para visitar la India, Palestina y varios pa铆ses
europeos.
En El Tarot de los Bohemios, Papus utiliza los
grabados de Oswald Wirth dibujados y publicados en 1889 bajo el t铆tulo de El
Tarot Cabal铆stico, del que se realiz贸 una tirada limitada a 350 ejemplares. Sus
comentarios se basan en las indicaciones de Eliphas Levi, que desarroll贸 con
tal amplitud en el aspecto cabal铆stico y numerol贸gico, que es imposible
resumirlo en unas pocas l铆neas, haciendo imprescindible el estudio de dicha
obra.
En El Tarot Adivinatorio, aparte de la
aplicaci贸n del Tarot a la cartomancia erudita, a帽ade setenta nuevas l谩minas
fuera de texto dibujadas por Gabriel Goudinat, en las que los arcanos mayores
se ven claramente influenciados por los dibujos de Falconnier, y los arcanos
menores por los de Etteilla.
Dejando aparte su vida aventurera y
apasionante que nos apartar铆a de los l铆mites de este trabajo, finalizaremos con
Papus diciendo que al iniciarse la primera guerra mundial parti贸 al frente como
cirujano mayor del ej茅rcito franc茅s, dedic谩ndose con tal empe帽o a su humanitaria
labor que, agotado y destruido pr谩cticamente en lo f铆sico, tuvo que ser
evacuado a la retaguardia donde fue hospitalizado para reintegrarle a la vida
civil. Pero ya era demasiado tarde; el 25 de octubre de 1916, al realizar una
visita al hospital, cay贸 al suelo en el mismo umbral fulminado por una grave
enfermedad pulmonar y falleciendo all铆 mismo.
STANISLAS
DE GUAITA
Stanislas de Guaita es un hombre totalmente
distinto de Papus; mucho m谩s erudito e intuitivo, pero menos inteligente,
apasionado y fantasioso, en sus obras no se percibe la profundidad del Adepto;
as铆 y todo debemos reconocer que su calidad literaria es infinitamente superior
a la de Papus. Como muy bien dice Van Rijnberk:
«Su Serpiente del G茅nesis se halla totalmente
estructurada sobre el Tarot. Cada uno de sus cap铆tulos se corresponde con una
l谩mina del mismo. Pero el lazo que liga el texto con el arcano que quiere
esclarecer suele ser excesivamente arbitrario.
«Estudiando El Templo de Sat谩n y La Clave de
la Magia Negra se aprenden multitud de nociones hist贸ricas de primera magnitud
expuestas de un modo insuperable. Leyendo estos magn铆ficos vol煤menes se goza de
un profundo placer intelectual, pero se aprende muy poco sobre la verdadera
significaci贸n esot茅rica de los arcanos mayores del Tarot.»
Por aquel tiempo, muchos otros autores
siguieron el mismo camino; para limitarnos a citar un par de ejemplos, diremos que
en 1893 Gilkin condensa en sus Estancias Doradas, y en delicados versos, el
sentido esot茅rico tradicional de los arcanos mayores. Luego, en 1896,
Falconnier intenta una reconstrucci贸n del Tarot al estilo egipcio antiguo, que
luego ha sido plagiada repetidas veces por otros autores. Pero ninguno de ellos
aporta nada realmente valioso a lo ya dicho con anterioridad hasta que llegamos
a Oswald Wirth.
OSWALD WIRTH
Nacido el 5 de agosto de 1860 en Brienz
(Suiza), Wirth desempe帽贸 multitud de profesiones y empleos: contable en
Londres, magnetizador en Par铆s, funcionario del ministerio de Asuntos
Exteriores, archivero adjunto del Quai d'Orsay, etc. Pero ante todo, y a partir
de 1884, fue un prol铆fico escritor de temas ocultistas al ingresar en una logia
del Gran Oriente.
Fue en la Gran Logia Simb贸lica Escocesa de
Par铆s donde hall贸 el ambiente id贸neo a sus cualidades; en ella escala todos los
grados del Rito Escoc茅s Antiguo con gran rapidez hasta alcanzar el 33 y llegar
a formar parte del Consejo Supremo de Francia.
A principios de 1887 conoce a Stanislas de
Guaita -y, con 茅l, los objetivos e ideales de la Orden Cabal铆stica de la
Rosacruz-, y lo que es m谩s importante, primero se convierte en secretario y luego
en colaborador de Guaita. Como 茅l mismo reconoce, adem谩s de tener a su
disposici贸n la magn铆fica biblioteca de 茅ste, hall贸 en 茅l a un maestro en cabala
y alta metaf铆sica, as铆 como en el dominio de la escritura, pues fue Guaita
quien perfeccion贸 y puli贸 cuidadosamente su estilo literario.
El primer trabajo encargado por Stanislas de
Guaita al enterarse de que era un excelente dibujante fue el de restituir a los
arcanos mayores su pureza primigenia, para lo cual le facilit贸 dos ejemplares
de Tarot, uno italiano y otro franc茅s, as铆 como el Dogma y Ritual de Alta
Magia, de Eliphas Levi, y, por si fuera poco, fue supervisando su trabajo y
aconsej谩ndole cuando lo consideraba preciso.
Fruto de esta colaboraci贸n fue Los 22 Arcanos
del Tarot dibujados para uso de los iniciados seg煤n las indicaciones de
Stanislas de Guaita, que vio la luz en 1889 y del que s贸lo se tiraron 350
ejemplares. Fue de este Tarot Cabal铆stico de Wirth del que se sirvi贸 Papus para
su Tarot de los Bohemios, como ya dijimos anteriormente.
Pero considerando que su trabajo todav铆a era
incompleto, se puso a estudiar el simbolismo de los colores de acuerdo con el
esp铆ritu medieval, y de aqu铆 a interesarse por la alquimia y el hermetismo s贸lo
exist铆a un paso que no tard贸 en dar, dedic谩ndose a profundizar en dichas
materias.
El resultado de todos estos estudios se
concret贸 en 1937 con la publicaci贸n de El Tarot de los Imagineros de la Edad
Media, en el que el Tarot ya aparece coloreado, aun cuando en sus reediciones
de 1966 y 1984 lo haya sido con unos colores metalizados que hubieran
proporcionado un disgusto de muerte al propio Wirth si no hubiera fallecido el
3 de marzo de 1943.
Su estudio te贸rico sobre el Tarot es muy
completo y su importancia reside, entre otras cosas, en su objetividad, pues a
pesar de que sus dibujos sigan pareciendo egipcios, ya no defiende que tuviera
su origen en Egipto, sino que admite que su antig眉edad no puede remontarse m谩s
all谩 de la Edad Media. Su opini贸n sobre el origen del Tarot la expresa
claramente cuando dice:
«Las ideas no tienen edad: son tan antiguas
como el pensamiento humano, pero han sido expresadas en distinta forma seg煤n
las 茅pocas. Los sistemas filos贸ficos alejandrinos lo hicieron verbalmente,
mientras que el Tarot las traduce posteriormente mediante s铆mbolos. Si no en el
fondo, por lo menos en la forma, el Tarot se afirma como un original
incontestable que no reproduce en absoluto ning煤n modelo preexistente.»
Y tambi茅n afirma:
«La arqueolog铆a no ha descubierto la menor
traza de lo que pudieran constituir vestigios de un Tarot egipcio, gn贸stico o
incluso greco-谩rabe.»
En su estudio sobre los arcanos nos
proporciona la interpretaci贸n simb贸lica y adivinatoria de cada una de las
l谩minas y, por 煤ltimo, a帽ade su m茅todo de adivinaci贸n. En cuanto a las l谩minas,
podemos observar modificaciones en relaci贸n con el Tarot de Marsella y el de
Court de Gebelin; as铆 por ejemplo, al Ahorcado, que Court dibuj贸 de pie, Wirth
le devuelve su posici贸n invertida colgado del tobillo, y en casi todas las
l谩minas hallamos peque帽as diferencias, ya sea en el dibujo o en el color. Sin
embargo, en lo esencial reflejan con fidelidad el sentido esot茅rico
tradicional.
Quiz谩s un buen resumen de sus ideas lo
hallamos en un op煤sculo de 50 p谩ginas que public贸 en 1931: Introducci贸n al
estudio del Tarot, en el que nos dice:
«Henos aqu铆 en presencia del Tarot, libro
intencionalmente mudo, documento inici谩tico excepcional. Sepamos aprovechar
esta obra maestra de la Edad Media, tan digna de admiraci贸n como las catedrales
de la alquimia filos贸fica. Sabios desconocidos nos han legado el tesoro de su
sabidur铆a misteriosa y, fieles a la m谩xima: "No inculquemos nada, demos de
qu茅 reflexionar", nos han invitado a iniciarnos. ¿Iniciarnos en qu茅? ¿En
los secretos de la magia de los taumaturgos de todos los tiempos? S铆, pero
accesoriamente, como consecuencia del desarrollo de un poder adivinatorio de
ilimitadas aplicaciones. En realidad se trata de revelaciones tan serias como
las de todos los ocultismos. Lo que se halla en juego es el Arte de Pensar, que
es el Arte por excelencia, el Gran Arte, llamado con justicia el Arte Real, ya
que su objetivo es el de formar Reyes.»
Ni que decir tiene que sus teor铆as hallaron un
gran eco en las 贸rdenes mas贸nicas, martinistas, rosacruces y dem谩s, as铆 como
entre los simpatizantes del esoterismo; para citar un ejemplo, diremos que el
mismo Louis-Claude de Saint-Martin construy贸 su obra de acuerdo con la numerolog铆a
del Tarot.
LA
GOLDEN DAWN
En 1887, Liddell Mathers publica La Cabala
Desvelada, y poco despu茅s, junto con William Woodman y Wynn Wescott, tambi茅n
eminentes cabalistas y masones, funda una escuela esot茅rica que recibe el
nombre de Sociedad Rosacruciana in Anglia, que no tarda en convertirse en la
Orden de la Golden Dawn (Orden del Alba Dorada). Es en esta 茅poca cuando
Liddell Mathers, dej谩ndose llevar por la influencia del movimiento c茅ltico, muy
popular en los medios masones y rosacruces de Inglaterra, se decide a cambiar
su nombre, primero por MacGregor Mathers, y posteriormente por MacGregor a
secas.
Habiendo estudiado el Tarot y siendo
consciente de su importancia, en 1888 publica El Tarot, su significado oculto,
y encarga a Robert Wang los dibujos de un mazo para la Golden Dawn bajo la
supervisi贸n de Israel Regardie. En este Tarot se invierte la posici贸n de los
arcanos La Fuerza y La Justicia, y se coloca El Loco delante de El Mago, por
considerar que al no hallarse numerado le corresponde l贸gicamente el n煤mero
cero y debe ser la primera carta.
Pero MacGregor era un hombre autoritario en
exceso, siendo por ello mal aceptado por muchos de los adeptos a la Golden Dawn,
lo que motiv贸 que, al trasladarse a Par铆s en 1891 dejando a Florence Farr al
frente de la orden, los disconformes con su modo de actuar ini¬ciasen una
rebeli贸n. En 1898 y tras una serie de acontecimientos m谩s o menos
desfavorables, MacGregor busca el apoyo de un joven que dec铆a ser la
reencarnaci贸n de Eliphas Levi: Edward Alexander (que tambi茅n cambiar铆a su
nombre para convertirse en Aleister Crowley), y que en lugar de ayudarle como
esperaba, lo que hizo fue colaborar en la destrucci贸n de la Golden Dawn para
fundar luego su propia sociedad, la Astrum Argenteum.
Crowley tambi茅n hace dibujar su propio Tarot,
impregnado de erotismo y fantas铆a, encarg谩ndoselo a Lady Frieda Harris. No
obstante y a nuestro entender, tanto el Tarot de MacGregor como el de Crowley
no poseen otro valor que el puramente anecd贸tico, aparte de ser el exponente de
la poderosa personalidad y megaloman铆a de sus famosos inspiradores.
ARTHUR
EDWARD WAITE
Un caso aparte lo constituye el famoso Tarot
Rider, dibujado por Pamela Colman Smith bajo la direcci贸n de Waite e impreso en
Londres en 1910.Waite fue un verdadero estudioso del ocultismo y del Tarot,
sobre cuyos temas public贸 numerosas obras; tambi茅n pertenec铆a a la Golden Dawn,
pero a nuestro entender fue uno de los escasos miembros realmente cuerdos de
dicha sociedad. Retomando el parecer de Court de Gebelin, Levi, Papus y Wirth,
opina que el Tarot es puro simbolismo.
«Las cartas del Tarot -nos dice Waite-
representan los valores simb贸licos universales bajo los que se ocultan los valores
inexpresables de la mente humana. Las doctrinas secretas que contienen no son
sino la consecuci贸n por unos pocos de las verdades inherentes a la conciencia
colectiva que no todo el mundo es capaz de percibir. Mi tesis es que estas
doctrinas han existido siempre, o sea, que han sido elaboradas por la
conciencia de una selecta minor铆a y luego transmitidas y transcritas
secretamente en misteriosos textos, como los de la alquimia y la cabala. Toda
doctrina secreta viene avalada por la pr谩ctica y la expe¬riencia
correspondientes.»
Waite, adem谩s de colocar tambi茅n El Loco antes
que El Mago e invertir la colocaci贸n de La Fuerza y La Justicia, otorga a los
arcanos menores una figura simb贸lica relacionada con el significado que les
atribuye. As铆 por ejemplo, el diez de Espadas lleva una figura humana tendida
en el suelo y atravesada por las diez espadas. Por 煤ltimo, tam¬bi茅n elimina la
letra hebrea que los autores anteriores atribu铆an a cada arcano.
Debe reconocerse que a pesar de la diferencia
de sus dibujos con los tradicionales y de la inversi贸n de lugar entre los
arcanos citados, tal vez a consecuencia de la influencia de la Golden Dawn,
este Tarot conserva todo su simbolismo y valor; quiz谩s sea por esto, aparte del
tradicional chauvinismo anglosaj贸n, que es el m谩s usado en los pa铆ses de dicha
lengua e incluso actualmente se est谩 introduciendo con fuerza en la Europa
latina.
LOS
AUTORES CONTEMPOR脕NEOS
En 1947 aparece una obra muy documentada: El
Tarot, en la que G茅rard van Rijnberk se dedica a analizar minuciosamente tanto
el simbolismo como el origen hist贸rico de los dibujos en un intento de datar
con seguridad la primera aparici贸n del Tarot, o lo que es lo mismo, cu谩ndo fue
creado. Sus conclusiones reafirman las de O. Wirth, y debemos reconocer que se
trata de una obra muy seria y minuciosa que no deber铆a faltar en la biblioteca
de los amantes del Tarot.
Poco m谩s tarde, en 1949, Paul Marteau, el
heredero de Baptiste-Paul Grimaud y gran coleccionista de Tarots adem谩s de
dirigir la f谩brica de barajas Grimaud de Par铆s hasta 1963, publica su obra El
Tarot de Marsella, tambi茅n con un minucioso estudio sobre el simbolismo del
Tarot, tanto en sus dibujos como en sus colores. En resumen, otra obra que no
deber铆a faltar en nuestras bibliotecas.
Y por 煤ltimo, a帽adiremos que Stuart R. Kaplan,
otro gran estudioso y coleccionista de Tarots, as铆 como de obras relacionadas
con los mismos, ha publicado numerosos trabajos, entre los que cabe destacar El
Tarot Cl谩sico (1972) y La Gran Enciclopedia del Tarot (1978-1986), obra esta
煤ltima que, adem谩s de extenderse en el estudio del Tarot y de la familia
Visconti-Sforza, es un verdadero cat谩logo destinado a los coleccionistas.
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Un saludo